15 septiembre 2010

Microclimas

Imaginaos que estáis viendo la tele. Es de noche. Casi, casi la hora de acostarse. Y, de repente, un estruendo, como si de un trueno se tratase, sale del jardín. Miras por la ventana, y te encuentras el cristal mojado.

"Tormenta", piensas. Y te acuerdas de que hay que recoger el toldo para que no salga volando. Luego, vas donde éste se encuentra y...

Primero, está recogido. Luego, no hay problema.
Segundo: el suelo está seco y no está cayendo una sola gota de lluvia.

¿Qué está sucediendo? Un microclima como una casa. ¿Verdad?

Peeeeroooo... Sigues viendo la tele, vuelves a mirar por la ventana, y te das cuenta de que hay una zona del cristal donde hay mucha agua localizada. ¿Raro, eh? Te das cuenta de hay otra zona de la casa donde tampoco hay agua. Pero es que se oye mucho donde la hay. Así que, muy mosqueado, vas a la parte del jardín donde está el aguacero y... Te encuentras con que tu magnifico microclima es un heisser (o como se escriba) del riego de goteo de esa zona.

Intenté cerrar el agua del riego, pero, mientras intentaba abrir la tapa de la llave, todo a ciegas, el programa cambió y el heisser se apagó.

Nada. Mucho más sentido tenía lo de la tubería soltando agua que un microclima que suelta agua o no con una diferencia de una pequeña distancia. Cosas que pasan. ¿Os a pasado alguna cosa de estas a vosotros?