Uno de estos cortitos nunca viene mal, ¿verdad?
Hace unos días me dí cuenta de que una de las correas de mi reloj de pulsera Casio se estaba rompiendo. Es una de estas correas de caucho / goma.
Bueno, me dije, creo recordar que tengo por ahí algunos de los restos que quedan cuando cambio la correa. Así que las busqué donde creía que estaban y las encontré. Ahí tenía las partes de las correas sanas que me entregaban a la hora de cambiarla.
Lo que se puede resumir de todo esto es que cuando se rompe una de las partes de la correa del reloj, te hacen el cambio completo, de ambas partes. Incluso de la sana. Luego, si guardas la parte sana, cuando se te rompa precisamente esa parte, ya tienes la anterior.
Aquí hay que tener en cuenta dos cosas (o más):
- Vale, la correa sana que pones no está nueva. Pero, ¿quién sabe?, puedes estar mucho tiempo sin que sea esa la que se rompa.
- Esto puede que ya lo supieraís muchos de vosotos... A otros a lo mejor no se os hubiera pasado por la cabeza.
- Puedes tener la mala pata de no tener precisamente el lado que se te rompe. Aquí no te quedará otra que ir a la tienda a hacer el cambio. Es más, la primera vez no hay tu tía.
- Te tienes que acordar no tirarla cuando hagas los cambios oportunos.
- Te puedes encontrar con que el modelo de cada uno de los lados no sea exactamente el mismo, como es lo que me pasa a mi. Pero como son casi iguales, casi ni se nota. Y aunque se notase un poco, da igual. Son correas que se han puesto en el reloj en un momento determinado, y ya, con eso, se sabe que valen.
- Te puede costar desmontarla. Mucho ojo con que no se pierda la barrita que une la correa con el reloj. Ahí no sabría qué decir si viene con las nuevas o no.
- Te puedes encontrar con que almacenas más un lado que el otro. No se muy bien por qué. Podría divagar, pero a estas horas no me apetece.
Y eso. Nada más.
28 octubre 2010
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